viernes, 17 de junio de 2016

Feriado

Mi ventana tiene la mejor vista  que podría existir y no hay una montaña, ni un mar creyéndose inmenso. Un árbol deprimente, uniforme, con ramas alabando el cielo, en forma de semicírculo. Un cadáver, un cadáver de árbol ancestral, las raíces descansan debajo de mi cama,  del ventilador, podría un día levantarme apuñalada por la misma raíz, o con el suelo derrumbado, los escombros cayendo.  Y si el día está nublado y  la luz  es gris por el  vidrio sucio,  se  refleja como una fotografía antigua detrás de un par de rejas que lo protegen, o todo lo contrario. Me hace acordar a mi abuela leyendo  un libro de algún alemán al lado de un ventanal y un hogar  lleno de fuego, y el frio, y ella con un saco y esos anteojos enormes que te los pones y te marean porque son muy gruesos porque tienen mucho aumento, y el color marrón de la foto, me acuerdo de ella  que debe estar enojada, en algún lado, y el papel de foto gastado,  mirándome con angustia quizás, o quizás ella me entiende, me entiende más que yo, me nombra, se mete en mi inconsciente, quizás tenga otros poderes ya, además de esos dedos largos para piano y la suavidad,  y las uñas largas, también perfectas, y suaves como no busco ya, en ningún lugar.  Si hay sol, mejor dicho, si es primavera, o verano, las hojas verdes esconden la belleza del abandono,  la desolación es solo un deseo. Ahora la imagen desértica del árbol deja entrar la luz de la luna, porque son las seis de la tarde, pero ya hay luna, y todo esta oscuro  pero entra una luz, para que yo no tenga que prender la lámpara que cuelga de un cable lleno de telarañas y pelusa, y arañas muertas y olor a insecticida. Entonces puedo leer con esa poca luz, se entrevén las líneas de un poema caótico,  de un diario de viaje, los rostros de los indios, los ojos humedecidos por la blancura de las pupilas que se lubrican de tierra, de hambre, de sueño. Un gato mete sus garras por el hueco de la ventana, quiere entrar huyendo, lo escucho maullar y sus uñitas raspado el vidrio, creyendo que puede abrirla , desesperado, quizás por la tormenta que todavía no moja, o los pedazos de piedra que caerán del cielo negro, como una premonición; y lo veo sufrir, lo veo pedir por favor larga  vida, lo veo llorar,  y esa larga vida es un instante, un instante mas para perdonar, y llora, parece un hombre calvo llorando,  los pómulos sobresalidos,  le cuesta respirar, con el tórax inflado, pero se le ven las costillas, y se  que está lleno de pelos, con bigotes invisibles, pero asi lo pienso, y las  orejas puntiagudas, con las uñas largas rasgando el vidrio, con un  ojo empopado lleno de sangre seca y cerrado.  Bajo la persiana, el gato cae rendido, camina por  el techo de la  cocina, que no tiene habitación arriba, donde está el termotanque donde está el cielo plantado ahí, inamovible, como un anhelo. Sé que huye, o que todavía camina, y va seguir caminando, porque es invierno y todas las hojas muertas están sobre el techo, y el gato camina y las estruja, y escucho el crujir y quizás tenga hambre. Entonces en una tapita pongo un poco de leche tibia, abro apenas la persiana, pero veo por esa línea estrecha, y acerco la cara hasta que choco la nariz contra la reja helada, y el gato no está, y la tapita de leche queda ahí, a la espera. Vuelvo la cabeza hacia adentro, y todo el aire húmedo por el rocio, aunque no se si es rocio si cae de noche o si el rocio cae de noche, pero esta húmedo, todo ese aire que entro por mi boca, porque respiro por la boca, todo ese aire se extingue otra vez en el encierro del cuarto, y ahora la persiana esta completamente blanca, y todo esta oscuro, y apenas distingo donde pisan mis pies, aunque el cuarto me lo se de memoria, pero cuando piso hay cosas que se rompen, y algunas cosas suenan a vidrio, otras a alguien que respira, me estremezco, como si me soplaran el cuello. Y la cama esta muy lejos, o en realidad no, pero estoy estremecida y un calor me invade el cuerpo y no tengo ganas y no puedo, y ya no recuerdo, o si recuerdo, y el miedo. 

1 comentario:

  1. Muy bueno. Evocador y con una atmósfera onírica muy sugerente. Enhorabuena.

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