sábado, 28 de noviembre de 2015

Tubercula

Sin haberlo visto más que por fotos engañosas,  pude reconocer su figura a la distancia y enamorarme. No era necesario que venga hacia mí, que me dé un beso cerca de los labios agarrándome del hombro, ya lo amaba en su caminar erguido y toda esa imagen ilusoria que forme de el  antes de conocernos.  Costeamos la plaza, nos sentamos en un banco para no olvidar las formalidades, dos perros jugaban  con su dueño,  me reía de nervios  viendo pasar la pelota de un lado a otro y los perros saltando casi alcanzando el cielo, y yo también,  escuchándolo hablar mientras miraba  impenetrable mi perfil-  Después de desnudar la banalidad protocola y evadir las inseguridades con  oraciones bien pensadas que no hacen más que defendernos y justificarnos, volvimos a caminar, compramos cervezas, subimos al ascensor donde apenas entrabamos parados,  y por reflejo del vidrio su mirada gastada, cansada, malévola se incrusto en mi pecho. Ya adentro,  sentados, uno frente al otro, sus manos tomaron las mías y de la manera más torpe  se acercó queriendo agarrar mi cintura, nuestros ojos se tocaron antes que nuestros cuerpos, entonces supe en ese mismo momento que nada de lo que pudiera hacer me alejaría jamás, que iba a lastimarme, enterrarme en lo más hondo de la autoestima, de las palabras, de la ausencia,  y ya sometida  me arrastraría disimulada a sus pies, atenta a su sombra, débil ante su imagen.  Sus labios tocaron los míos y comencé a temblar, nos paramos y caminamos de espalda mientras me despedia de la campera de cuero usada, y caíamos en la cama. Se acercó al ventanal y desnuda ante el quise cubrirme las tetas, las cortinas se cerraron, y ni el, ni el exterior me vieron realmente, como un animal salvaje que ya encontró y deseo a su presa  fue directo hacia mí, devorándonos mientras me olvidaba. Con el tiempo su imagen ideal fue tomando el aspecto de la moustrocidad, las lejanías temporales se hicieron cada vez más largas  y el extrañamiento cubrió de ansiedad mi cuerpo ya enfermo. Me sentía tubercula frente a sus ausencias prolongadas, sus  afirmaciones frívolas y sus negaciones rotundas, desinteresadas.  Comencé a pensar que no era más que material de mi cabeza atolondrada, obsesionada, que en realidad no reencarna  en  el la perfección, la inteligencia, la belleza, sino el ideal, la necesidad de mi alma vacía hacia un amor  real, que como todo lo real debe elogio al  desangre, al degüello. Entonces sus afirmaciones  dejaron de ser  tan frívolas, sus negaciones tan rotundas, nuestros encuentros tan especiales. Estar tirados en un monoambiente no es  el reflejo del romanticismo, pero nunca busque más que eso, ni soñé más que con sus piernas desnudas cantando Tom Waits. La negación, la costumbre, la desesperanza, la desesperación,  la rendición ante los  pies que beso como fuente de sabiduría; la intensidad, o la exageración de la intensidad, se apodera de la desdicha de la no correspondencia entonces traspongo incansable el rechazo sobre el ser cognoscible. Hago la distancia eterna en mi inventario  y  el mínimo desliz inoportuno,  aplastado por la oscuridad  del acontecer y el vicio, hace aparecer   su imagen otra vez frente a mi cuerpo. Frívolo, rotundo, desinteresado, lleno de  poder que lo enerva de pasión y de odio efímero, me asfixia, me arranca el collar mientas cabalgo extasiada sobre él, se ríe del color de mis uñas, de mis axilas depiladas, me abraza con la fuerza mortal de la despedida hasta dormirse  y abandonarme en el  ensueño, en la espalda.  Dejo de querer volverme inolvidable para súbdita entregarme a sus placeres. Si me pregunta no puedo responder por más que sepa cómo hacerlo o pueda armar con ello la tesis de mi vida, porque todo en mí, lo que en mi corresponde, corrompe, me define,  se ve anulado por el tono de su voz que juzga,  el calor de su cuerpo, y sus ojos que ocultan. Lamento, rompo en llanto por  decepcionarlo,  por no poder devolver lo que el tampoco me da  y todo el tiempo imagino; pero como puede alguien,  con tal  grado de  soberbia,  pretender mirarme el culo y conocer mis dolencias?

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