lunes, 30 de junio de 2014

si te das cuenta, es un bajon

El esquizofrénico me calienta. Tiene  un tic el ojo, la voz grave, panza y casi cuarenta. Cuando habla se prende un pucho en la boca y nunca lo fuma.  Usa un sweater polar y  tiene una patología distinta a la de cualquier otro ser humano a la redonda de mi entorno. Se excede de la racionalidad, entendió todo demasiado bien. Me dan ganas que venga caminando  con su paso enfermo, que me meta de prepo a un  baño y me estampe la nariz contra el azulejo. Me levante la pollera y se baje la bragueta violenta, insensible, animal. Algo te pasa, quiero escucharte, empújame más fuerte, tírame del pelo, deposítame tu dolor con más fuerza, méteme la verga más adentro, te juro que te entiendo. Pero el deambula de un lado a otro en una misma  baldosa porque no se anima hablar. Es salvaje y es tímido. Veni abrázame te  prendo un pucho, yo me prendo otro  y tampoco lo fumo. Dale veni y  se lleva la mano al mentón como quien está por decir algo, mientras  frunce el ojo con su tic hipnotizante. Lo miro fijo y ya está hablando, mueve la mano y levanta los pies siempre en el mismo cuadrado de hospital. Menciona excitarse de imaginar a un grupo de violadores abusando de una retardada silenciosa. Entendió todo demasiado bien. Sin embargo  sigue ahí,  en el medio de una fiesta donde nadie baila, ni consume drogas, ni toneladas de alcohol. Esta rodeado de seres inanimados que se creen reales extasiados de falsa libertad. Y mira y  guiña un ojo porque entendió todo. No es un tic, el tipo la tiene más clara que cualquier depravo exhibiendo su sexualidad en puente la noria o escondido en el sótano de su casa.  Y repite  una mil veces, entre toda su obscenidad, cuanto ama los respiradores de su hija. Es otro que quiere ser visto y nadie lo mira. Contame, contame que yo en serio te estoy escuchando, no le hagas casos a las miradas insípidas,  sedientas de café  que las mantenga despiertas para mirarse  al espejo. Me importas, no sé porque pero me importas  y se queda parado en medio de una pista desierta de sentido común, o excedida de moral insoportable, inacabable, impensable. Los ojos le brillan en el titilar de los parpados y hace una mueca de que entendió todo y se mete la mano en el bolsillo. Lo busco con los ojos,  dale mírame o queres que yo también guarde las manos en tus bolsillos? que  guardas ahí? Contéstame cuando te miro, mierda.  Y no me mira y no sonríe y  mantiene las pupilas abiertas por cincuenta y siete segundos,  y   se vuela la cabeza. 

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