jueves, 12 de diciembre de 2013

ESTO NO ES UNA ORGIA


“ Me rompí las rodillas contra el suelo y tuvieron que levantarme entre cinco. El piso estaba viscoso por el alcohol, la granadina, el vomito, el barro y las huellas húmedas de los simios hambrientos de carne que desfilaban, bailaban, se apretaban, en cada centímetro cuadrado del epicentro de los seres promedio.

    
  Me miro a los ojos y estaba completamente ida con la sonrisa estampada en la cara. Estaba más allá, más allá de sí misma, del mundo. Sus pupilas alucinógenas comenzaron a llamarme con deseo desesperado, y se acerco. Me vio. Entre en su cabeza mientras su lengua se introducía suave en mi boca con la excitación de un beso adolescente. Me agitaba y me faltaba el aire. Tragamos otro hongo mientras nos manoseábamos en público. Sus tetas eran tan gomosas que si las cortaba no encontraba aire, sino pura masa con levadura y envuelta en un repasador de push up. 



   Me retorcí drogada en la fluidez liquida debajo de la transparencia de la tela negra que me cubría, me retorcí en su muslo derecho con el roce infernal del éxtasis y mis pies contracturados. Todas mis ganas reprimidas, desconocidas,  se escapaban de mi boca y en la tela negra, transparente, completamente empapada. Cuando nos soltamos sentí escupir el aire con la pesadez de todo un pulmón. Me miro y seguía ida, vacía y nunca tan expresiva. Un eco en los odios me hizo voltear y ver a dos mamíferos jorobados con los brazos en el piso en la calentura mediocre que nivela la igualdad. Sus manos ahora estaban detrás de nosotras y nos juntaban con sus brazos y se movían, caminaban y nos meneaban su aparato en el culo, y nos juntaban. Nosotras quietas no vimos correr ni el tiempo ni el espacio hasta que volvimos de un viaje sobre un respaldo negro. Los ecos empezaron a sonar a música repleta de palabras vulgares. Un locutor, la radio, un auto y dos tipos con la verga al palo tomándonos las piernas. Le agarre fuerte la mano, su miraba era blanca, inmóvil, fría y nunca más expresiva. Le estruje la mano y así permanecimos. Así permanecimos hasta amanecer, hoy, en el pasto.

(…)

  Luego volvió ese trago caliente y... perdón pero me gustaría ir al baño.”




1 comentario:

  1. Auch! Que bueno! Pasaste de Bukowski a Anais Nin :p
    Me hizo acordar mucho, a una escena de "Delta de Venus" (Una película que hicieron con los relatos eróticos de Anais Nin).

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