De repente caí en las vías del tiempo, estaba corriendo adentro del tren pero estática. Un hombre se rascaba las cejas, se sacaba y se ponía la mochila, sentado, abría la ventana y le pedía a la mama abrigada, que se abrigue. Todo muchas veces. Seguro era mitómano, le robaba y le pegaba a la vieja, o era muy inteligente para darse cuenta que lo estaba estudiando y fingía. Pero la vieja no fingía, tenía la cara triste, la boca estirada hacia abajo, los ojos cansados, vacíos y sin brillo. Pobre vieja. Alrededor todos sudaban, nadie se reía, o lo hacían y las patas de gallo le traspasaban el cráneo. Si las tocaba se me perdía el dedo. El grosor de las arrugas me impresiona bastante. El tiempo me preocupa. No, en realidad no me preocupa, o no me preocupaba, ahora parece ser que sí. Es una cuestión, de tiempo. Me acorde de los tipos con los que me acosté y no me alcanzo una mano, me acorde cuantas veces me cole en un recital y me fui sin pagar de algún bar y tampoco me alcanzo. Me acorde de las drogas que consumí, y lo poco que las aproveche. Me acorde cuanto tiempo paso despreciado la mediocridad sin hacer nada.
Cuando llegue a casa me tire en el sillón a mirar la tele. A veces esta bueno no pensar, pero la tele tiene ese efecto paradójico, por lo menos para lo que no nos gusta, la miro pensando que es una mierda. No funciona, el televisor no funciona. Empecé a escuchar cohetes, o eso parecía. En noviembre la gente empieza a comprar pirotecnia porque es bastante idiota. Pero eran tiros. Había un tiroteo, se escuchaban gritos y más tiros. Espere veinte minutos para llamar a la policía esperanzada de que alguien más lo haga. Pero no, nadie lo hizo así que llame y tardaron 15 minutos y un muerto en llegar. Me sentí mal. Salió en la tele, mi mama lo conto por todos lados porque fue lo más emocionante que le paso en la semana, y ella ni estuvo ahí. Me sentí peor.
Quizás debería dejar de sentirme mal, de hacerme la cabeza con cosas que aun no me incumben. Ni siquiera pase los 20. Digo, el tiempo no tendría porque pisarme los talones. Puedo tomar una cerveza. Puedo tomar mucha cerveza. Y un día si quiero, salir y hacerme la puta. No seré modelo de revista de moda o actriz porno, pero uno siempre cae, si no algunas cosas no se entenderían. Las figuras no se entienden, las cabezas, las minitas, los tipos que se sacan fotos con el auto. Nadie se entiende, ni pretendo entenderlo. Me gusta la incógnita de la boludez humana, es más universal que la matemática. Podría empezar una nueva vida, o la misma pero más llevadera. La gente esta reprimida. Son muertitos caminando, tomando trenes, aviones, con maletines o son almas de hippies aburguesados. Podría empezar a liberarme, rebelarme ante el mundo sin dejar de estar en el sistema y siendo más o menos correcta en la oscuridad de la mañana, el café, el diario y toda esa mierda. No hablo de cogerme a tres tipos sin forro en una noche, si no de libertad. No quiero cuentas pendientes en el futuro, cosas que lamentarme. Que se yo, por mas mental que sea la edad, llega un momento que hay cosas que no se pueden hacer. El tren siguió y volvió varias veces pero, el cuerpo no te deja ni interior ni exteriormente. Acá estoy pensando en el futuro. El tiempo, otra vez. Tengo 20 años. Mejor me tiro a dormir. Que tele de mierda.
Y yo trato de dormir, me levanto a ver la tele. Y están las mismas películas, las mismas comedias romanticas, un partido de futbol, un programa de chismes, las mismas peliculas donde se les pierde una pelota en una casa con un perro gruñón. Me acuesto de nuevo, no puedo dormir. Prendo la tele y están los capitulos de Los Simpsons que me conozco de memoria, como en que quedan atrapados por la nieve.
ResponderEliminarLa programación esta chata porque la manejan seres humanos y maquinas creadas por seres humanos. Seres humanos vacíos de ideas y con ganas de tirarse en el sillón de su casa a ver mas tele o escuchar la 100.
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