Quisiera empezar con el audio del agua cayendo sobre el pozo de tierra cubierto de cemento gris, pero el medio no me lo permite, aunque creo que alguien lo puede estar imaginando, alguien como yo.
El cielo azul, el agua que cae, el pasto verde, el agua que cae, una rama seca , una botella, un papel, una flor muerta, el agua que cae, una paloma, el agua que cae. Cubierta de tierra desde los pies hasta la boca, cubierta de tierra callada, inmóvil, cubierta de tierra entre la tierra y el agua, que cae, siempre cae. Descendemos y no descendemos. Como el sonido del frotar de las manos fuerte contra los oídos, el aullido del aire después de saltar la soga, la velocidad del tren, en trance. Quisiera que lo lean en voz alta y con las orejas tapadas, pero saberlo no puedo, pero se que alguien lo haría, alguien como yo.
Me hundo, no puedo flotar, la redundancia me tapa hasta la mirada, siempre es oscuridad y mis ojos desaparecen, se apaciguan entre la tierra llena de agua, entre el barro y caigo. Una vez más caigo. Me ahogo de tierra convertida en agua y ahora nado sobre el lago Nahuel Huapi queriendo metafóricamente evadir los conflictos y decir eso que una y otra vez cayo. No puedo recordar lo que hice hace unos minutos, como llegue al presente y tampoco recuerdo que olvido hasta que sin querer lo estoy recordando, desrecordando. ¿Siempre hablo de lo mismo? Nunca digo nada y el agua cae.
Laguna Memorial.
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