lunes, 13 de mayo de 2013

vias


  Ahí estaban enfrentados por las vías del subterráneo cuando sus miradas se cruzaron en una armonía infinita, en un sonido único que musicalizaba con cierta dulzura y cotidianidad la espera. En ese mismo instante durante la mutua mueca de sonrisa, ambos trenes se enfrentaron, en un mismo lugar, en un mismo momento, en ese milésimo de  segundo, ambos en distintas dimensiones, andenes. 

  Eso es el azar, ese momento donde los dos trenes coincidieron en tiempo y espacio, ambos dueños de otro cuerpo. Por un momento fueron uno y entre los vidrios de las ventanas, aun podían verse unos a los otros los pasajeros de cada lado, sus sonrisas, sus miradas, el coqueteo y la misma indiferencia.


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