viernes, 10 de mayo de 2013

Lo único que se, es que no se quien soy y tengo que trabajar

  La puerta se abrió, el colectivo seguía andando. El agua corría al borde del cordón, el aire rozaba su rostro, mientras su cabello volaba. Cuando bajo no sabia quien era. Nunca había estado en ese lugar antes, ninguna cara le era familiar. En la esquina un par de nenes jugaban fútbol y disimuladamente cortaban las carteras de las señoras que cruzaban distraídas la ruta, ella tomo su bolso y cruzo. Ya no sentía la brisa, sin embargo todo parecía volarse a su alrededor.Camino hasta una casa, sin saber como llego. Dudo de la realidad y convirtió su existencia en un sueño, hasta que creyó nunca haberse dormido. Se recostó y despertó al lado de un hombre. El la miro sin mirarla. Sus ojos finalmente se encontraron en la cocina, mientras desayunaban y leían noticias en un diario online sobre personas que no conocían sobre hechos que no le interesaban, o si, ellos no podían saberlo. El hombre salio y la beso en la mejilla, después de balbucear camino en sentido derecho. Sus pies parecían moverse por propia inercia como si el cuerpo estuviese configurado de tal manera en la que solo se movía y el era su propia cabeza. Sus mentes condenadas a lo que inevitablemente va a ocurrir. Supermercados atendidos por seres inmóviles sin sueños; artistas condenados a fingir; programas de televisión hablando de gente famosa , la cual conocen mas que a ellos mismos y mas de lo que ellos mismos se conocen; puertas que se abren y se cierran en una coreografía ceremonial, entran a oficinas, salen, perdidos- La rutina los consumió por completo, la gente camina, desvaría se pierde en su propia vida porque se olvidaron quienes son realmente. Uno por uno van perdiendo conciencia del aquí y ahora, son seres sin recuerdos, destinados a la finitud.  

  Seres que sin contexto no saben que decir. La individualidad interna perdió su sentido. Quizá, deberíamos volver a empezar.


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