martes, 15 de septiembre de 2015

fin

Sin mover una pestaña se me agrandan los ojos; en el áspero de mis mejillas fallece una lagrima; el hombre que me mira se empaña con el fondo mordiéndose las uñas, y tragándolas; la debilidad se manifiesta en la humedad de los agujeros de mi nariz, petrificada; lo único vivo es esta gota desecha en su rastro; leo un cuento; alucino el porvenir y los pliegues de la piel sosteniendo la agonía hasta asfixiarla; el suicidio que no sucede; la monstruosidad que se estira en el tiempo ocupando el lugar decadente de la presencia. Pupilas lubricadas, deseosas del final, inexpertas, entregadas a la amorfa masa que corresponde al pensamiento: la neurosis de la espera las acompañara lo que dure nuestra eternidad. TRAGAR! es la sed la que nos paraliza, no está lagrima. DEJAD DE LLORAR! BEBER!

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