miércoles, 12 de noviembre de 2014

ESCUPIR

Postrados en la cama. Zombies. Escalinatas violetas. Moretones. Tu cuerpo muerto sollozando como un niño, tu masa. Tus manos  que son dioses y se caen sobre el colchón, y yo te consuelo, te sumerjo en recuerdos y vos no te das cuenta. No te duermas, despertate o te vas a dormir para siempre. Estamos postrados, en la cama.  Tu cuerpo podría ser cualquier otro o ahora, una anciana también,  sollozando. Mi carne es artificial, un holograma de mi mente que se vuela, muy acá.  Las paredes tiemblan y la brisa entra como un relámpago de luz, proyecta una película patética donde me hundo, me mudo y sigo más arriba, en el mar. Cabalgar.  Tengo el control para arruinarlo todo y pellizcar, tu piel, de a cachos, humeante. La niebla nos tapa los ojos. Despertate anciana, despertate feto deseoso, orígenes, me duele, la concha. Las luces de la ruta se difuminan y me pierdo en una avenida que corre a un infinito, efímero, infinito. La calle cortada, libertad, anulada. Si!, me pierdo y da igual, mi cráneo erebo cae, rompe huesos, destruye, nos salva. Mis  piernas sobre los hombros de tu masa, corporal, tan agradable, que me asfixia, y respiro. Olvidar. Desconectar, la existencia. Desconectar este ovulo matemático, huir, vivir.  Apaga el reloj francés, toc-toc-toc. Buscalo, se prenden fuego  las cabezas, y el reloj toc-toc-toc. Nos descascara la piel. No sos. No soy. Nadie. Toc-toc-toc  otro cuerpo, ahora amorfo, vacio, un pollo agonizante, y más fuego, en otro lado. BASTA. Tengo sed, naranja, cítrico, pulpa, vomito. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario