Hoy prendí la luz para escribir y me encerré
en la oscuridad del armario. Volví a tus palabras cinco veces, y solo me gustan
los múltiplos de tres, así que tome cuatro veces agua de un vaso vacio para
compensar. Y otra vez, estoy pensando en mí.
Estoy rodeada de luces fluorescentes
y drogas no tan alucinógenas esperando ser feliz. Metida entre miles de personas siendo un poco
menos parecida a vos, siendo más, de nuestro mejor antónimo. Es que, amo estar sola, es que yo no quiero a nadie. El
temor más grande de mis entrañas es terminar convirtiéndome en todo eso que
anhelo y por fin revertir el falso destino con un tiro justo en la frente, o
con el agua tapándome el cielo. La virtualidad me esconde, como este placad, me
esconde del sol con calor que no quema. Pero, es que, quiero que nos prendamos fuego y choquemos
entre más palabras no dichas, inciertas, precisas, y no. En la inseguridad me escondo, como en este
placar con olor a vainilla con polillas y desodorante de ropa berreta, como
toda esa gente.
Sos la imagen borrosa de mi existencia, una radiografía mal hecha, idéntica a mí. Imperfecto, perturbado, oscuro, solo,
intentando ser visto para pasar
desapercibido en el medio de una nada alocada, multitudinaria, vacía. Tengo
miedo de verte y perder el encanto que no tengo al verme. Sos mi yo más
perfecto, escondido, en el anonimato de
palabras cruzadas con el mismo sentido de inmundicia sorda que grita y
no para. No paras nunca. Sé que te pasa lo mismo. Si te veo y me desencanto
como siempre, voy a perder por completo la humildad de verme con el mínimo de
amor. Y nos vamos a quedar callados para no exponer todo lo que no somos, porque somos iguales. Sos la imagen perfecta
de la imperfección del ser único que conozco, de esa masa que veo frente a un
espejo roto. Roto como la mala suerte que nos persigue en cada no encuentro de
un devenir inconcluso y efímero que nos
roba el tiempo de quererse uno mismo.
¿Por qué ?Le dedico canciones a un
desconocido porque no conozco nada más que esto que soy, y le dedico poemas en
mi mente, y no sé escribir poemas y vos
los escribís como sacados de un cráneo compartido. Es que, es el complemento de un proceso sistemático
biológico que la represión nivela a una concha y una verga que no se encuentran y tal vez, nunca lo
hagan.
Siempre busco la fantasía de lo que no sucede,
pero esta vez es perverso, yo quiero besarme las manos para quebrarte los dedos.
Es como querer encontrarte en el interior de tu intestino o en las cenizas de un fuego que nunca existió.
Es que, entonces, quizás no seas más que la dualidad de mi mente y tu carne es
solo una vil coincidencia totalmente reemplazable. Lo compartido es el deseo de
que no pase nada, pero parezca que si pasa. Cuan real es, entonces? Creo que te
amo.
Creo que te amo porque deseo tu cráneo,
Tanto como la muerte...
Creo que te amo porque destruyo mis neuronas,
Como si fuesen las tuyas
Y creo
que te amo porque estamos hechos de la misma droga,
De mierda moderna.
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