Levanta la copa, se moja los labios, y toma un trago largo, se lo toma todo. Con
el labio inferior se hidrata el superior para luego sumergirlo húmedo, por debajo. Se seca la boca con los dedos.
Bosteza, se sirve mas vino. Levanta la copa, se moja labios, y toma un trago
largo, se lo toma todo. Con el labio inferior se hidrata el superior para luego sumergirlo húmedo, por debajo. Se seca la boca con los dedos. Bosteza, se sirve mas
vino. Se para con la cabeza gacha, la levanta y circunde las mesas con los
ojos, camina esforzándose por ser erguida. Se mete al baño agarrándose de las
paredes y encuentra sus ojos perdidos. Bosteza, se acerca al inodoro, hace pis
y moja el piso. Vuelve. Levanta la copa, se moja los labios, y toma un trago largo,
se lo toma todo. Con el labio inferior se
hidrata el superior para luego sumergirlo
húmedo, por debajo. Se seca la boca con
los dedos. Bosteza y agarra la botella.
Se para con la cabeza gacha y corre con
los zapatos en la mano hacia la calle. Abraza un árbol, intenta no moverse y
llueve. Flores está inundado y el agua le tapa los pies. En el reflejo del cristal
natural se ven las uñas mal pintadas, de amarillo, como su virginidad dañada.
Camina hasta Rivadavia a parar un taxi y termina empapada. Cae al suelo. Su cabeza
suena como domino. La sal de sus ojos se mezcla con el cielo, que se cae. Las nubes están grises y la
sumergen en un devenir perverso. Melancolía. Melancolía. Melancolía. Se
levanta, se esfuerza en que no le tiren las piernas, cierra los ojos para ya no
ver. Se olvido. Desde adentro se siente un estruendo. El lugar que abandono
para volver a encontrarse estallo en una falsa felicidad y pudo ver las pupilas
hundidas bajo el agua. Rojas, brillantes,
dañadas y enormes como un tumor que acecha. La inercia del sonido que la
aplasta la vuelve, por debajo. Se rompe los dientes contra la avenida y la
sangre se pierde con la sal y el cielo, que la come. Bosteza, la come. Bosteza,
la come. Bosteza, la come. Bosteza, los come.

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