Son las
5:00 am. No puedo dormir. Los minutos que vienen me llaman, como pulsaciones,
me llaman. Estoy vestida para salir. No puedo moverme. Los planes me molestan
en la cabeza y necesito conocer gente “buena” para no quedarme encerrada en
esta habitación, o salir a la calle con un rifle. Pero yo no soy ese tipo de
gente. No creo en esa gente, no creo en nadie. Creo en objetos, creo en ficción,
creo en las letras, creo con estas palabras poder justificar toda mi inconstancia,
poder disculpar todas las desilusiones. Juro por el destino, o quien quiera que
guie este mundo, que tengo entusiasmo y expectativas. Quizás solo sea este perezoso cuerpo que no me pertenece. No nos
ponemos de acuerdo, aunque a veces me salve de la cárcel. Hay olor a plástico quemado, o quizás a gas,
o quizás se quemo la pava con agua que deje hirviendo en la cocina. Me cuelgo
en un limbo vacio mirando el teclado, escuchando el ruido del “procesador “de
la computadora, y de fondo aun quedan unos pájaros con olor a plástico quemado
o hervor. Me duele la cabeza y vuelvo a esa cefalea constante, quizás lo único con
rigor de constancia que flota en mi cráneo. Y me mareo, el olor empieza a
descomponerme, y me mareo, los objetos se alejan, mis manos se mueven sin sentir
el flexionar de los músculos o el crujido de las burbujas de hidrógeno. Soy
como un fantasma, aunque nunca fui uno pero suponiendo lo que se da a entender
muy poco racionalmente sobre los fantasmas, soy ese espectro transparente al
que las cosas lo atraviesan sin que se le mueva un parpado. Raspe un fósforo y la llama de fuego me reanimo las neuronas. El rojo vivas, lo anaranjado, el amarillo y la luz, mi rostro iluminado por el foco natural del calor, el big bang que da origen al consumo de mi cigarrillo, el deterioramiento de mis pulmones, lo primitivo escondido del ojo común en la cotidianidad, el apagón, los dinosaurios vueltos humanos, y una pitada. Ya no hay pulsaciones, la pava se derritió,
la cefalea se normalizo, vomite, me asome por el hueco que tengo en la pared de
la habitación con el extremo de mi rifle y normalice el sonido solo al
procesador. Son las 6:20. Muy tarde para salir. Muy temprano para dormir. Muy
neutro para morir.

Me encanta, sos como una especie de reencarnación de Bukowski... (Falta el whisky, nada más)
ResponderEliminarHace rato que no te leía, no me aparecen tus entradas en la lista de lectura. Ni las tuyas ni las de unos cuántos más. (Los misterios de blogspot...)
Beso!
Uh Bukowski, lo amo, seguramente mi inconsciente este bastante influenciado. Pero creo que todos pensamos lo mismo, en realidades temporalmente opuestas pero sencillamente iguales. Gracias por tu comentario! Beso
EliminarMe gusta dormir, disfrutar de los placeres oniricos. Pero suelo tener insomnio, estar despierto a las 3 de la mañana, a las 4. Lo cual me pone de mal humor y cuando consigo dormir, tengo sueños de los más estupidos. Que no me sirven para recuperar la inspiración. Y mientras trato de dormir pienso en las historias que tengo por la mitad, empezadas y a medio empezar.
ResponderEliminarLa computadora suele estar apagada para evitar la tentación de levantarme y conectarme a Internet.
Dudo que no encuentres inspiración porque la inspiracion no existe es una mentira que se crean algunos artistas ( o que pretenden serlo) para ponerle nombre a sus penas y otros estilos. En fin, lo que escribiste sonó lindo y el insomnio a pesar de todas las causas que se le adjudican, no es mas que estar despierto (o medio dormido).
EliminarY gracias por leer y comentar siempre :)