martes, 4 de octubre de 2011

La segunda-

  Encendió un cigarrillo y se acostó en  la cama del hotel  a fumar. Cada pitada era un segundo envuelto en ganas de verlo.
 La aguja del reloj parecía moverse cada  mas lento y del atado de 20 solo quedaban 3 cigarrillos. Tomaba el humo sin disfrutarlo, los dedos le temblaban. Se sentó en la punta de la cama,vibrante, no podía mantener el pie quieto.El tic tac, con el sonido de  sus zapatos golpeando nerviosamente  sobre el piso de madera, era lo único que podía oírse.Agarro el celular repetidas veces para consultar el buzón de entrada, la casilla de mail,  whatsapp, llamadas perdidas, algo. Pero nada.
  Resignada, una vez mas, agarro la cartera  y revoleo el celular  que se desarmo contra una pared. Volví  molesta a recogerlo.  Cuando decide finalmente irse  de la habitación siente un manojo de llaves y se abre la puerta:
-El señor llamo para avisarle que no va poder venir hoy-
 Mas enojada aun empujo al hombre y salio casi corriendo cuando sigue escuchando - Son  $240.-
Su cara empezó a tomar color, empezó a morderse los labios agresivamente, miraba a la nada queriendo asesinarla. Sus ojos trasmitían lo que nunca y esto parecía ser el fin de lo que nunca empezó.
Al salir a la calle no sabia donde caminaba, bocinas, insulto. Ella solo seguía.
Se coloco en medio de la calle para parar un taxi.
-¿A donde vamos?- pregunto el taxista. Ella sin poder disimular la angustia, trato de responder, pero ni una palabra podía salir de su boca. Luego de unos segundos respondió y el taxi arranco.
 - Cuanto es?-.  Nada señora.- Ella no pudo agradecerle, sus labios se juntaron,  se le frunció el mentón, sus ojos se cerraron fuerte, miro para arriba como queriendo tragarse alguna lagrima que quería escapar. Cerro la puerta del auto corrió hacia el edificio y subió las escaleras. El piso estaba vació, eran las tres de la tarde. El edificio esta lleno de ancianos que duermen a esa hora. Agarro el manojo de llaves tratando de no hacer ruido, entro y  se siento venir el mar de agua salada que provenían de debajo de su busto,  de la boca del estomago, para finalizar en una lagrima. Gotas de delineador,  y una almohada llena de remordimientos.
 Y por mas cuernos que tenga la otra...  el esta  pensaba ahogada en mentiras y  promesas de amor.
Sono el timbre y el estaba ahí. Sus ojos pedían  perdón convencidos de que lo tendrían. Ella se sintió frágil ante  su presencia  y permaneció inmóvil  y   cuando quiso reaccionar ,ya era tarde. El  tomo su ropa, se vistió y beso  su  frente. Abrió la puerta y se fue  en un eterno el miércoles te veo.

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