lunes, 10 de agosto de 2015

Carta unica

Apoyabas  la pera en el borde de la mesa y me mirabas con los ojos tímidos invitándome. Los rulos ocupaban todo el espacio, y tu espalda gigante.  Eras un nene.  Se te hacían bigotes de chocolate.  Nos sentábamos en el sillón a mirar la tele apagada, no decíamos nada. Mi vieja subía las escaleras y te acercabas más, cuando bajaba ya estábamos casi pegados, me soltabas la mano. No hacíamos nada, nada más estar incomodos, nerviosos, quedándonos con las ganas,  agarrados. Cuando salíamos  siempre vomitaba y te quedabas conmigo. Una vez te prometí la mejor noche y a las tres jarras ya estaba quebrando, me levante en tus rodillas, me acariciabas el pelo cagandote de frio porque tenía puesta tu campera. Catorce años, parecías de veinte.  Me acuerdo cuando fuimos a una fiesta, te dije te amo, me miraste con los ojos llenos de agua como si te estuviese mintiendo. Estábamos muy drogados. Nunca fui más sincera en la vida. Te fuiste a dar una vuelta y fumar con dos compañeras.  Creí que se me partía el alma. Hoy se partió de verdad.  Cuando volviste estaba encerrada en un baño jalando de un frasco  con  otro pendejo.  Te di un abrazo enorme.  Te fuiste.
 Ahí vino lo más hermoso,   nuestro primer beso (y no fueron muchos), estabas sentado,  aburrido. Llegue a vos zigzagueando,  me senté en tus rodillas, me acerque a tus labios.  Los comí.  Abriste los ojos sorprendido,  me agarraste de la nuca.  Nos besamos, sonreímos, te quiero, me fui corriendo.  Seguro, todo esto para vos con el tiempo fue intrascendente. No sé. Ayer me bese con un tipo, antes me agarro de las manos, comencé a temblar.   Ahora con ese recuerdo me viene la incomodidad del sillón, como tímido me estirabas los dedos,  casi sin levantar la vista.  Me acuerdo el día de mi cumpleaños,  me quede dormida  apenas empezó la fiesta. Tenemos una foto. Te habías ido a sentar al lado mío, estaba durmiendo en tu hombro. vos tambien dormias.  Después te hice llorar, y lloramos como unos idiotas que quieren tener su primer amor, yo creía que lo estaba viviendo en otra parte. Siempre estabas ahí. Cuando se murió tu viejo nos juntamos, me ibas a contar pero antes  te hice un chiste fuera de lugar, querías hablar y  no fueron más que mis disculpas. Perdón.  Me mirabas de arriba abajo cuando no nos veíamos por un tiempo, asentabas con la cabeza, y siempre me agarrabas de la mano. No puedo pensar en tus ojos azules, achinados, llenos de agua, apagándose. En tu corazón, por el que rezo. Leo que te escriben. Nos escribimos hace no más de un mes para vernos. Leo lo que te escriben y tu sonrisa  está ahí intacta, tu olor a porro, tus rulos mugrientos afeitados. Tu ausencia para mi es el amor, ingenuo. Me encantaría poder proyectar este encuentro. Deje de verte hace rato, pero el  vacío es ahora eterno e  imposible. No puedo creerlo, estoy viviendo una negación constante, quiero pensar que nada más estas lejos, a cuarenta minutos de casa y  un montón de excusas en el medio. No puedo imaginarte sin que se te infle el tórax durmiendo, no quiero imaginarte sin parpadear, sin la mueca de costado en tus labios, no quiero imaginarte con el cuerpo frio. Quiero contarte que siento que todo lo bueno que desprecie, se aleja  cada vez más. Veni.   No intento ser egoísta hablando de mis sentimientos,  es que  empiezo a creer que si existen los monumentos  y me duele, me llena de dolor, que dejes de construirlos. 



                                                                                                                                          Carta a JC-

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