domingo, 9 de agosto de 2015

extrañado

El ventanal se empaña con el roció. Chispea.  La vereda comienza a mojarse, lentamente.  Un helecho cae sobre el rostro de silvina, le fastidia, la molesta, mueve las manos para hablarnos y corre la rama,  se acomoda el pelo y acomoda las hojas. No puedo escucharla, como no puedo escuchar a nadie.  Sus palabras son un eco. No estoy. Todo alrededor me es ajeno, menos la lluvia, que cae.  Todavía me dan ganas de llorar los días nublados, y no hay nada que disfrute más que la nubosidad, el agua, las gotas atravesando las partículas de oxígeno, falleciendo en diagonal sobre el vidrio, la pared, un monumento, una foto abandonada, en la tierra, en el baño, en la lana, en el  cemento, en los agujeros del piso, en el pelo, en la punta de la nariz, y en la mejilla que recorre. Inmóvil, con la palma de la mano en la pera, elevando el cuello y la espalda erguida,  me desplomo sobre la mesa. Miro el  ventanal, a silvina, las hojas, la humedad. Quiero correr, desaparecer. No quiero acompañar más ninguna multitud por más mínima que sea. Estar lejos, lejos de lo cognoscible, del lenguaje impropio, de mi cabeza atolondrada. Tumbarme en la cama a escabiar y fumar. Tumbarme, pero no en mi cama, no en la mesa de este bar mugriento que antes me acariciaba. En un colchón que no conozco, sobre las sabanas, o la escalera de una estación no habitada. Bajar, caer, tumbarme. Prender un porro, abrir un vino, escribir con la mente en blanco, escribir el piso sin moverme, escupir, sobre el piso sin darme vuelta, escupir mierda, y despojarme. Pedimos otra cerveza.   Están hablando de política. Mañana hay veda electoral, no queremos que ningún ebrio vote con la verdad. Hacen un par de chistes, inevitablemente discuten. Golpean la mesa, se juzgan el uno y el otro en  la no impunidad del voto secreto. A  mí me dan risa, levantan la voz, se caen los vasos casi llenos,  mientras los postulantes se cagan en cada uno de nosotros tomando merca  y jugando al pocker  en el salón de juego de la casa rosada. Confabulan, todos los políticos son una secta, y nosotros, mortales votantes, creamos divisiones estúpidas entre seres miserables que actúan.  De repente todos me resultan patéticos, hasta mi mejor amiga finge, se arrodilla en la silla siempre expectante para dar con la frase justa que inicia la carcajada. El más inteligente es ahora un salame. Me rodean siete personas,  sacuden mi hombro, gritan, sonríen, sonrío. Quiero llorar pero sonrío.  Salimos, fumamos, nos mojamos, caminamos. Entramos a otro bar, lleno de humo. Lleno de humo, de cuadros de colores, de ojos, de mándalas, de música insoportable,  monótona,   melosa, aburrida. Pedimos una cerveza. Tomo medio vaso, me voy. Camino y me pierdo. Esta oscuro, vacío. Me persigo, en cualquier esquina pueden asaltarme. Me acuerdo de mi vieja,   pienso en violación,  pienso en correr, me inmovilizo en medio de la avenida.  Todo queda estático, no hay nadie abriendo y cerrando  puertas de garaje, los comercios tienen persianas, no se escuchan pasos, el viento sopla sin ruido, la lluvia esta cesando. Plaf, plaf…..plaf.  Sigo caminando, estoy perdida, tranquila. No más choches. No hay más taxis que me acerquen a mi casa, donde no quiero estar. Cruzo las vías del tren que viene en noventa y ocho minutos, se ve una luz y pasa uno vacío. La velocidad sacude el aire, la ropa. Cierro los ojos, siento la fugacidad del tiempo en un instante. Camino, las luces de los faroles se sublimizan, los rayos de electricidad difuminados  se reflejan en los charcos de agua que  heredo la tormenta. Trago una lágrima mirando el cielo sin estrellas, el fondo oscuro que amanece  con lentes naranjas, rojos, el fuego de la madrugada se vuelve visible. Los heroes de la noche rechinan los dientes, se cubren las cabezas con el buzo, estiran la botamanga, se agarran los dedos, se ocultan, suben a los colectivos y hay un par de  civiles limpios,  que los miran.  subo y bajo. Sigo caminando, y como si fuera un circulo, vuelvo inmóvil a la avenida, a mis espalda se escuchan los fierros de las ruedas, una botella que explota, en noventa y siete minutos pasa el primer tren del día.


3 comentarios:

  1. ______ (¯`v´¯)
    ______(¯`(█)´¯)__(¯`v´¯)
    _______(_.^._)__(¯`(█)´¯)
    _________(¯`v´¯)´(_.^._)
    ________(¯`(█)´¯)(¯`v´¯)
    _________(_.^._)(¯`(█)´¯)
    ____(¯`v´¯)_____ (_.^._)(¯`v´¯)
    ___ (¯`(█)´¯)_ (¯`v´¯)___(¯`(█)´¯)
    ____ (_.^._)_(¯`(█)´¯)___(_.^._)
    ____ (¯`v´¯)´ (_.^._) (¯`v´¯)
    ____(¯`(█)´¯)_█___(¯`(█)´¯)
    _____(_.^._)_█____(_.^._)
    ___________█
    _________█
    _______█___██_.██
    ______█___███████
    ______█___███████
    _______█___ █████
    ________█____███
    _________█____█
    __________█______███__███
    _██_.██___█_____█████████
    ███████___█____█████████
    ███████___█_____ ███████
    _ █████____█_______█████
    ___███_____█_________█
    ____█______█
    ____
    ████████████████(¯`v´¯)█
    ███████████████(¯`(●)´¯)█
    ███████████████ (_.^._)██
    _███████████ (¯`v´¯)████
    __██████████ (¯`(●)´¯)██
    ____█████████ (_.^._)██
    ______████(¯`v´¯)████
    ________██(¯`(●)´¯)██
    __██______█(_.^._)█______██
    ___██████████████████
    _____███████████████
    ▀▄▄▄▄▄▀▄▄▄▄▀▀▄▄▄▀▀▄▄▄▄▄▀.....★MaRiBeL★

    ResponderEliminar
  2. Te entiendo, estas lluvias, tan intensas y persistentes es desesperante. Y tener que esperar bajo la lluvia, para ir a donde no se quiere, estar...
    Que haya motivos para que tu ánimo mejore.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar