jueves, 11 de diciembre de 2014

Y después de las 12 tampoco pensamos lo mismo

Me senté en un banco para locos. Frente mío había dos pájaros muertos, de cerámica, una medianera con enredaderas,  y arriba, el cielo. Que idiota,  me la jugué de ególatra creyéndome en el centro del mundo, y desde cualquier perspectiva de un circulo podes estar en el centro. La igualdad está ahí, en lo circundante, en la raja del horizonte que separa el cielo del mar y se curva, en el holograma de nubes  por sobre mi cabeza, en la penetración. Se acerco con olor a vino y sentí el gusto de esa igualdad, tangible. Los cuerpos temblando, más cerca, mas ansiosos, más desesperados por prolongar la existencia, pero no.  Ahí está con todo su aparato hinchado venoso, jugando con el aire caluroso de mi concha; ahí está, en el banco para locos, en la habitación, en el sillón, en la cama de un impotente mantenido, en  un auto, en el jardín japonés,  en mis rodillas sobre el asfalto. Es increíble, es increíble como el mundo se parece mientras está cogiendo;  en el mismo lugar, a 350 mil millones de kilómetros,  y la tierra me quedo chica. Que absurdo, y no hay matemática para eso. Es patético, el ser humano es patético. El mayor acto de igualdad esta en el tacto del placer, en las manos, en la piel, en lo retorcido de los dedos del pie, en la humillación, en el para el otro, en la necesidad. Está en la necesidad de erizarse, de rozarse, en la necesidad de viento, de desahogo, de violación, de violencia,  de ternura, de introducir, de dejarse por lastima. Siempre es ahí, adentro. Y reprimido. Si,  otra vez,  el ser humano es patético, ante la igualdad  se esconde bajo una bragueta,  una tanga con encaje, o un culote de mujer decente. Importantes, distintos, únicos.  Queremos amarnos  pero no organizamos orgías, nos amontonamos en el tren, pero no organizamos orgías publicas. Nos amontonamos, y desvergonzados, mirando el techo, distraídos, fregamos culos en vergas y vergas en culos. Que vulgar, que promiscua, las viejas nos empujan, pluralizan, nos separan y no podemos mirarnos por la vergüenza, de que este bajando. Que se yo, de todos modos y al final,  soy un individuo y me gusta todo eso del  banco para locos. 




(A lo ocultados, 01:23 a.m. mientras los demás tambien hacen que duermen; cualquier día)

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