miércoles, 7 de agosto de 2013

Gatos




   La ciudad se apago, el único sonido era el de sus zapatos sobre el cemento, el único foco de luz eran sus ojos, blancos de pánico, mirando nada más que la oscuridad. La noche le aterraba, también los fantasmas y los cuentos de gatos, esos que se disfrazan. Como las personas, los gatos simulan ser algo que no son, viven en una mentira, entonces el gato blanco pueden ser en realidad el gato negro y viceversa, y ni hablar si son siameses. Estaba perdida, abstraída, sumisa entre el viento invernal y un montón de palabra repetidas, de susurros del pasado, de infancia y otras desgracias, depresión y tal vez ignorancia. Su pollera al viento, como su flequillo, su aro de pluma, cualquiera sería capaz de desnudarla, a ciegas, y a primera vista. El aire frió que exhalaba transmitía deseos de una piel inocente y a la vez no tanto, de dulzura y sensualidad envuelta en furia, desesperación y quizás lujuria, en sensaciones que van más allá del ojo humano. 



   De repente, apareció una luz a lo lejos, quizás para rescatarla o condenarla al infierno de no ser más que eso que odia, de enterrarla en un cementerio de gusanos, caracoles y otros bichos babosos como los bigotes, los pliegues, las arrugas, la respiración en sus oídos, la viscosidad entre sus pechos. Finalmente, un auto freno a no menos de dos pies de su cuerpo. Cuando la puerta se abrió supo a que se sometía, desecho cualquier clase de optimismo y entro. Se sentó y automáticamente sintió el peso de las manos en su pierna, sintió el peso de sus labios en su cuello, sintió su sonrisa inquieta en cada movimiento en medio de tanta inmovilidad, sintió sus ojos en cada segmento, siento la cabeza descender en cada beso, se sintió libre sin sostén, se sintió presa y sin camino. Cerro los ojos y pensó, los abrió, dormida, en un sueño, su gran sueño, quizás, su gran escape, quizás, su sin rumbo. Su mirada en el retrovisor, el flash back de su conciencia, su nada más luminosa en medio de tanta oscuridad.



2 comentarios:

  1. me duró un día el gato que me trajo una amiga que se había encontrado, apenas abrí la puerta del departamento se fue...quería ser libre evidentemente

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